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PROFESIONAL EN
OSTEOPATIA INFANTIL Y COLICOS LACTANTES
Los cólicos del lactante son un trastorno muy común
durante los tres primeros meses del bebé, y es el "dolor de barriga por
excelencia" de los lactantes.
Los cólicos del bebé son un trastorno muy típico de
los lactantes, el "dolor de barriga por excelencia" de los lactantes.
El niño se muestra agitado, llora y grita desesperado. Para defenderse del dolor de barriga,
flexiona las piernas contra el abdomen y no se consigue consolar al niño de ningún modo.
El pequeño se pone rojo y casi siempre tiene mucho aire en la barriga.
Estos síntomas empeoran al anochecer y, muy a menudo, son la principal causa del insomnio del bebé y los padres. Cogiendo al niño en brazos, acunándole y cambiando el pañal, no se obtiene ningún resultado. Después de algunas horas, el
pequeño se calma, pero tiende a dormirse con dificultades y a
despertarse durante la noche.Estos síntomas empeoran al anochecer y, muy a menudo, son la principal causa del insomnio del bebé y los padres. Cogiendo al niño en brazos, acunándole y cambiando el pañal, no se obtiene ningún resultado. Después de algunas horas, el
No todos los dolores de barriga del niño son considerados cólicos. Para estar seguros de que se trata de un cólico, deben presentarse las siguientes condiciones.
Se trata de un cólico del lactante si:
- El llanto del niño es inconsolable y no existen
explicaciones claras. El niño se muestra inquieto, casi fuera de sí. El llanto
es prolongado, agudo y furioso y, a veces, se transforma en un grito.
- El llanto del bebé dura más de tres horas al día y
se presenta casi siempre a la misma hora.
- El llanto del lactante se manifiesta todos los días
y se prolonga durante más de tres semanas.
- Empieza entre la segunda y cuarta semana de vida, o
más tarde si el niño es prematuro.
- Después de comer, el niño hace el eructo,
se calma, pero después empieza a llorar o bien se adormece para después
despertarse al cabo de una hora, llorando desesperadamente.
- Aunque el bebé acepta el pecho o biberón de leche,
el llanto reaparece inmediatamente después y, a menudo, el niño regurgita
lo que ha bebido.
- Parece sufrir de un agudo dolor de barriga y
flexiona las piernas contra el abdomen.
- Si se le coge en brazos, se calma durante algunos
minutos, pero después vuelve a llorar y ni siquiera los mimos le tranquilizan.
- Durante la toma, succiona durante algunos minutos,
pero después deja el pezón y rompe a llorar.
- Entre un ataque de llanto y el siguiente, tiembla y
tiene hipo.
- Tiene la cara roja, aunque, después de un período
prolongado de llanto, el bebé puede ponerse pálido o morado. La barriga está
dura e hinchada. Las manos y los pies están fríos.
No se trata de un cólico del lactante si:
- Por la noche, el niño llora durante mucho tiempo,
pero después de la toma se duerme tranquilamente. En este caso, se trata sencillamente
de que el niño tiene hambre.
- El niño llora, pero, después de haber eructado, se
calma. En este caso, el malestar del niño se debe a que tiene un poco de aire
en la barriga.
- Deja de llora si se le coge en brazos y vuelve a
llorar cuando se le deja en la cuna. En este caso, el niño necesita algunos
mimos y compañía.
- Es un llanto ocasional, que no se repite todos los
días. Cuando está causado por cólicos, el llanto aparece siempre más o menos a
la misma hora y sigue el mismo esquema.
Hasta ahora no se conoce con exactitud la causa de los
cólicos. Se cree que están provocados por el aire acumulado en la barriga pero
muchos recién nacidos tienen aire en la barriga y, sin embargo, no sufren de
cólicos. También es absolutamente falso que los cólicos se deban a la angustia
de la mamá. Asimismo, la hipótesis de que los cólicos se deben al tipo de
alimentación de la mamá no está probada, puesto que los sufren tanto los niños
que toman el pecho como los que toman el biberón.
Para aliviar al pequeño, puede ser útil acunarle dulcemente. De este modo, se estimulan los delicados mecanismos del oído interno, se favorece la recuperación del equilibrio y se puede aliviar su inquietud.
Para aliviar al pequeño, puede ser útil acunarle dulcemente. De este modo, se estimulan los delicados mecanismos del oído interno, se favorece la recuperación del equilibrio y se puede aliviar su inquietud.
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