A cualquier padre al que se le diga
que “esto es de los gases… es un cólico del lactante” lo asumirá…, al menos
inicialmente.
Se trata de un motivo de consulta
frecuente. Casi un tercio de los recién nacidos lo presentan. Son crisis de
llanto intenso e inconsolable, habitualmente por la tarde-noche. Se acompaña de
enrojecimiento facial, puños cerrados, distensión abdominal, flexión de
extremidades inferiores e hiperextensión de columna.
Parece grave, sobre todo la primera
crisis.
TRATAMIENTO
PROFESIONAL APLICADO POR: ALMUDENA CHECA APARICIO:
OSTEOPATA
FORMADA EN LA ESCUELA DE OSTEOPATIA "GAIA" (1997-1999)
Curso de Osteopatía Tradicional en
AFIR-DIREMA impartido por el profesor francés
JACQUES GUIDONI DO, Madrid. 2002-2003.
JACQUES GUIDONI DO, Madrid. 2002-2003.
PROFESORA DE YOGATERAPIA, FORMADA EN EL
CENTRO DE YOGATERAPIA ASANGA DIRIGIDO POR EL DR. MIGUEL FRAILE.
Curso de Anatomía y Preparación al Nacimiento (2008)
en Centro L´Eix de Pedagogía Corporal, impartido por Blandine Calais-Germain y
Nuria Vives Parés en Palafrugell, (Girona.)
ESPECIALISTA
METODO RUBIO AVALADA POR EL OSTEOPATA DOMINGO RUBIO, CREADOR DE DICHO METODO
PARA COLICOS LACTANTES)
DIPLOMADA
EN FORMACIÓN ESPECIALIZADA DE OSTEOPATÍA INFANTIL EN IFENTI (INSTITUTO DE
FORMACIÓN Y DESARROLLO CLÍNICO EN TERAPIAS INFANTILES.)
También PUEDO DESPLAZARME a tu domicilio, para más comodidad
y tranquilidad vuestra y del bebe.
ALMUDENA
CHECA, DIPLOMADA EN OSTEOPATIA INFANTIL Y COLICOS LACTANTES, COLABORA A DOMICILILIO CON LA CLINICA VASS
¿Qué es?
Se trata de episodios repetidos de
llanto intenso e inconsolable en un lactante bien alimentado y saludable. Se
habla de la “regla del tres” (3 horas al día, 3 días a la semana y durante 3
semanas). Si bien, su patrón clínico permite el diagnóstico desde la primer
episodio.
¿Por qué se produce?
No está del todo aclarada su causa.
Se habla de varias hipótesis: inmadurez
digestiva (excesiva producción de gas,
hipermotilidad intestinal, cambios en la flora) o inmunológica (intolerancia
o alergia a leche de vaca), así como psicosociales (sobreestimulación del
lactante, técnicas de alimentación incorrectas) o conductuales (temperamento).
Incluso, se considera una variante
de la normalidad (niños irritables). Quizás se trate de un “cajón de sastre”
con varias causas, pero con un mismo patrón clínico.
¿Cuál es su curso habitual?
Su pronóstico es benigno. Se trata
de un proceso autolimitado que desaparecerá entre el tercer y cuarto mes de
vida. No es una enfermedad y evolucionará hacia la resolución.
¿Cómo se trata?
No hay medicación absolutamente
eficaz. El pediatra intentará reducir la ansiedad de los padres con información
y pautas de manejo. Si por la severidad y/o frecuencia de los episodios, los padres
no pueden afrontar la situación, se harán intervenciones terapéuticas.
Las opciones son la simeticona
oral (sin evidencia de eficacia pero segura) y la dieta exenta de proteínas
vacunas (leches especiales hidrolizadas en los que toman biberón o evitando
lácteos y derivados en la dieta de la madre que da pecho).
Se pueden probar durante una semana.
Se mantendrán sólo si se observa mejoría.
Otras posibilidades sin evidencia
científica clara pero que podrían ser útiles son los probióticos
(Lactobacillus reuteri) y los fitoterapéuticos (hinojo solo o en
combinación con manzanilla, verbena y regaliz), Estos últimos se deben tomar
con moderación para evitar la interferencia con la leche. Recuerde que existen
anises estrellados que pueden ser tóxicos.
¿Qué puedo hacer para mejorarlo?
Establecer hábitos o rutinas en el
día a día del niño. Evitar la sobreestimulación. El llanto de un bebé es una de
sus formas de comunicación y no siempre es por dolor o hambre. Se deben
adquirir habilidades para calmar a un bebé que llora mediante el entrenamiento
de padres en las cinco necesidades (hambre, succión, protección/frío-calor,
atención y sueño).
Las estrategias calmantes habituales
son: alimentación, uso de soluciones azucaradas, succión o chupete, emisión de
gases, cogerlo en brazos, balanceo y acunamiento, baño caliente, paseo en coche
de niño o en automóvil. También se pueden instruir en el swaddling (enrollar al
bebé con una sábana dejándolo inmóvil, Figura 1). Incluso la utilización del
“ruido blanco” a baja intensidad (como el ruido de un secador de pelo o una
aspiradora) puede favorecer la relajación y el sueño.
Es fundamental que los padres
descansen cuando el bebé esté dormido, que se turnen en su cuidado y soliciten
apoyo a familiares. Además, puede ser útil compartir experiencias con otros
padres.
Si
es benigno y transitorio, ¿cuáles son sus principales peligros?
Origina inseguridad sobre la
alimentación adecuada. Se debe evitar la introducción precoz de alimentos
complementarios. Si está con lactancia materna, no existe ninguna duda de que
es la mejor. No son recomendables la leche de soja, hipoalergénicas (anticólico
o HA) ni sin lactosa.
Pero el principal peligro es el síndrome
del bebé sacudido. Se debe evitar coger al bebé durante discusiones. Si hay
momentos en que el llanto se siente intolerable, lo mejor es poner al bebé en
un lugar seguro (por ejemplo, su cuna), tomarse un tiempo (minutos) y pedir
ayuda. Existe la posibilidad de perder el control y de producir lesiones graves
e incluso mortales agitándolo.
¿Cómo
sé que evoluciona bien y que no es otra cosa?
Puede ser útil el uso de un Diario de
Comportamiento. Registrará tomas, tiempo de sueño-vigilia y episodios de llanto
(duración e intensidad) en una tabla o gráfica horaria. Así veremos la
evolución y posibles desencadenantes.
Confíe en su pediatra y enfermera.
Comprobarán la adecuada ganancia de peso y técnica alimentaria. Le realizarán
preguntas y una exploración física para descartar otras patologías menos
comunes. No suelen ser necesarias otras pruebas. Puede ser útil el apoyo
telefónico.
¿Cuándo
me debo preocupar? ¿Cuándo debo consultar con el pediatra?
Son signos de alarma: mal estado
general, escasa ganancia de peso, fiebre, pausas respiratorias, mal color o
síntomas neurológicos (somnolencia, hipotonía, convulsiones). También si
aparece pronto en los primeros días de vida o persiste más allá del cuarto mes.
http://www.aepap.org/
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