Cólico del lactante WIKIPEDIA
El cólico del lactante es un trastorno típico de los primeros meses
de vida que se caracteriza por un llanto intenso y prolongado sin causa
aparente. También se le conoce como cólico de los tres meses, cólico vespertino o del anochecer, alboroto paroxístico del lactante o cólico de gases. Últimamente se ha
propuesto llamarlo Llanto excesivo primario, haciendo
hincapié en el
síntoma principal (el llanto excesivo) y quitándole la
connotación de dolor abdominal, ya que no está demostrado que tenga su origen
en el aparato digestivo; el llanto excesivo secundario se refiere a los casos en los que el llanto está causado por otro problema
o enfermedad (hambre, traumatismo, hernia, etc.).
La definición más extendida de los
cólicos del lactante los describe como episodios de llanto intenso y
vigoroso al menos 3 horas al día, 3 días a la semana durante al menos tres
semanas en un bebé sano y bien alimentado.1
Epidemiología
Se han hecho muchos estudios para
calcular su frecuencia, con resultados muy dispares debido a los diferentes
métodos y definiciones empleados. Los trabajos más rigurosos muestran una incidencia acumulada del 5-19% de los lactantes. La máxima incidencia se encuentra hacia las 6
semanas de vida. Se considera más frecuente en el primer hijo y en hijos de
fumadores. No se han encontrado diferencias en cuanto al sexo del bebé, el tipo
de alimentación (lactancia materna o artificial) o el nivel socioeconómico
familiar.2
Etiología
La causa exacta de los cólicos del
lactante todavía se desconoce, aunque se piensa que no es única la alergia
a las proteínas de la vaca (leche de vaca, ternera o leche de vaca consumida por la madre lactante, etcétera), sino que
existen múltiples factores implicados (que bien pueden provenir de los
trastornos domésticos asociados con dicha alergia y causados por ella). Se han
propuesto diversas hipótesis:3
Factores psicológicos y sociales
Según este modelo, existen factores
que generan una relación difícil entre los progenitores y el hijo, como una
excesiva estimulación (ruido, cambios de luz, etc.), una respuesta exagerada y
ansiosa de los padres ante cualquier malestar del bebé o cambios constantes en
la rutina diaria. De esta manera podría explicarse la mayor ocurrencia en los
primogénitos, ya que hay más inexperiencia y ansiedad familiar.
También podría existir una predisposición
temperamental en algunos niños con umbral sensorial bajo, más sensibles a
estímulos ambientales. El desequilibrio entre el comportamiento del bebé y la
respuesta de los padres desencadenaría el cólico. El hecho de que sean más
frecuentes en la tarde y la noche, es interpretado por algunos autores como
relacionado con un mayor cansancio de los padres al final del día, con menos
capacidad de respuesta.
Otro factor con el que se ha
encontrado asociación es el tabaquismo, aunque hay discusión sobre si se debería a una mayor ansiedad en los
padres fumadores o a un estímulo sensorial por el humo del tabaco.
Problemas digestivos y dietéticos
Para muchos los cólicos se deben a
contracciones espasmódicas del músculo
liso del intestino, favorecidas por la inmadurez del aparato digestivo de los lactantes.
También podría influir la dificultad para expulsar los gases o alteraciones de
la flora
intestinal.
Dentro de los factores dietéticos
una de las causas implicadas en algunos niños es la alergia a las
proteínas de la leche de vaca. Eso explica que los lactantes afectados a veces mejoren al usar
una fórmula láctea especial o al retirar los lácteos de la dieta de la madre si
recibe leche
materna. También se ha propuesto la intolerancia a la lactosa como causa de estos cólicos, pero es muy poco frecuente a esas edades y el
uso de leches sin lactosa no se ha mostrado eficaz.
Cuadro clínico
Las crisis de llanto son descritas
como ataques abruptos, de gran intensidad, que aparecen al final del día. Los
bebés adoptan una posición característica, flexionando los muslos sobre el
abdomen, apretando los puños, con la cara enrojecida y el abdomen tenso. Estos
episodios pueden durar minutos u horas. En los periodos entre las crisis están
completamente asintomáticos y sonrientes, y durante su seguimiento los
afectados comen y suben de peso normalmente.
Diagnóstico
El primer paso en un lactante con un
llanto excesivo en el que se ha comprobado que se no debe a las causas normales
por las que llora un bebé (hambre, calor o frío, pañal sucio) es explorarlo en
busca de otras causas de llanto (traumatismos, hernias, infecciones, etc.).
Normalmente no es necesaria ninguna prueba diagnóstica, pues el diagnóstico
viene dado por el llanto característico unido a una exploración normal del
bebé. Si el niño se encuentra muy decaído o con fiebre pueden ser necesarias pruebas complementarias para descartar problemas más
graves.
Tratamiento
Pese a que se trata de un trastorno
benigno y transitorio, los cólicos de lactante suelen generar mucha
preocupación y frustración en la familia, por lo que se han intentado múltiples
tratamientos farmacológicos y dietéticos, la mayoría con escasa eficacia real.
La razón de esta falta de tratamiento efectivo es que en realidad bajo la
calificación de cólico del lactante se agrupan varias patologías diferentes.
Existen tratamientos, pero debe averiguarse en primer lugar la causa o
combinación de causas que en ese niño provocan el cólico.
Intervenciones sobre la conducta de
los padres
Son la base del tratamiento,
buscando mejorar la respuesta de los padres para tranquilizar mejor a su hijo y
sobrellevar el problema hasta su desaparición. Resulta fundamental que la
familia comprenda la naturaleza benigna de los cólicos y reaccione con
tranquilidad, para poder transmitírsela a su hijo. Se evita la estimulación excesiva
y se enseñan formas de acompañar al bebé con contacto físico (caricias,
masajes, contacto piel con piel, mochilas portabebés, etc.) o de otra manera
(música, canciones de cuna, etc.). Algunos niños se calman con movimientos
rítmicos suaves, acunándolo, paseándolo o incluso viajando en automóvil.
También se suele revisar la técnica
alimentaria, especialmente para disminuir la ingesta de gases y facilitar su
expulsión tras las tomas. Cuando los cólicos persisten, se recomienda que la
familia se turne en su cuidado y se organice para conseguir un adecuado
descanso, ya que el cansancio acumulado por los cuidadores puede pasar factura
y desencadenar problemas de convivencia.
Intervenciones Farmacológicas
La mayoría de remedios
comercializados carece de eficacia real, y los beneficios apreciados suelen
corresponderse a la mejoría natural que suelen tener los cólicos a partir de
las 6 semanas de vida. Algunos pueden ser incluso perjudiciales.4
- Anticolinérgicos(diciclomina, dicicloverina): aunque disminuyen los cólicos por su efecto relajante sobre el músculo de la pared intestinal, también producen efectos secundarios, algunos potencialmente graves, por lo que han dejado de emplearse.
- Metilescopolamina: otro relajante muscular que se ha mostrado ineficaz e incluso puede empeorar los síntomas.
- Dimeticona o Simeticona: facilita la eliminación del gas intestinal y no produce efectos secundarios, pero los estudios realizados tampoco han demostrado que disminuya los síntomas de los cólicos del lactante.
Intervenciones dietéticas
Los casos más intensos de cólicos
del lactante pueden deberse a una alergia a las proteínas de la leche de vaca,
por lo que a veces se plantean dietas especiales mediante el uso de fórmulas
lácteas hipoalergénicas o excluyendo los lácteos de la dieta de la madre si el
bebé toma leche materna. Existe pruebas de que esta medida puede ser eficaz en
una pequeña parte de los casos.5
El uso de infusiones de hierbas no
suele recomendarse. Existe algún estudio que muestra cierta eficacia con
algunas hierbas, pero existe la preocupación de que el consumo de infusiones
reduzca la ingesta de leche en el lactante, con riesgo de desnutrición. Algunas
plantas como el anís
estrellado pueden causar intoxicaciones graves
consumidas en exceso.
Pronóstico
Pese a los trastornos y
preocupaciones que generan estos cólicos, lo cierto es que se acaban
resolviendo por sí solos hacia los tres o cuatro meses de edad, sin afectar al
crecimiento y al desarrollo del bebé.6 Los problemas más importantes que pueden surgir son los debidos a la
desestabilización familiar cuando la familia no se adapta adecuadamente, con
riesgo de conflictos de pareja o maltrato
infantil secundario.
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Se denomina flora o biota intestinal al conjunto
de bacterias
que viven en el intestino, en una relación de simbiosis
tanto de tipo comensal
como de mutualismo. Este conjunto forma parte de la microbiota
normal. La gran mayoría de estas bacterias no son dañinas para la salud, y
muchas son beneficiosas. Se calcula que el ser humano tiene en su interior unas
2.000 especies bacterianas diferentes, de las cuales solamente 100 pueden
llegar a ser perjudiciales.1
Muchas especies animales dependen muy estrechamente de su flora intestinal. Por
ejemplo, sin ella, las vacas
no serían capaces de digerir la celulosa, ni las termitas de
alimentarse de madera,
ya que no son ellas mismas, sino su flora intestinal, las que son capaces de
procesar este tipo de alimentos. En el ser humano, la dependencia no es tan
radical, pero sí es importante. Ayudan en ocasiones a la absorción
de nutrientes
y forman un ecosistema
complejo que se autorregula y se mantiene en equilibrio. En otras ocasiones son
imprescindibles para la síntesis de determinados compuestos, como la vitamina K
y algunas del complejo B. También tienen efectos colaterales, como la
producción de gases,
responsables del olor característico de las heces. Algunas de
ellas pueden causar infecciones de cualquier gravedad. La flora del adulto está
influenciada por una serie de factores intrínsecos (secreciones
intestinales) y extrínsecos (envejecimiento, dieta, estrés, antibióticos
y alimentos con componentes prebióticos o con organismos probióticos).
Al estar compuesta de
microorganismos
es muy sensible a los antibióticos, y éstos son los principales causantes de su
destrucción, cuando ocurre.
Se regenera
periódicamente, excretándose los microorganismos muertos a través de las heces.
Evita que se desarrollen enfermedades.
Adquisición de flora intestinal por
infantes
En el intestino de los
recién nacidos no hay microorganismos. Esto causa entre otras cosas deficiencia
de vitamina K que se produce de manera endógena solamente en el intestino
gracias a estas bacterias. Por esta razón, es necesaria la aplicación de una
dosis inicial de vitamina k en los neonatos. Durante las primeras etapas de la
vida se va componiendo un tipo de flora inicial, primeramente a partir de la
flora vaginal y gastrointestinal de la madre. Posteriormente, por efecto de la leche materna, se favorece un predominio de bífidobacterias en los lactantes alimentados así, y flora diversa en los que reciben otros
alimentos. Y por último, tras el destete, se produce una flora de transición que cambia hasta la flora del adulto.
Especialización del sistema
inmunitario
La flora intestinal tiene una
importante función en la especialización del tejido linfoide asociado a la
mucosa del intestino. Estas bacterias se encargan de mostrarle a los linfocitos
(específicamente los linfocitos
T) cuales cepas son útiles para el
cuerpo y cuales no, lo cual les permite reconocer mejor a los antígenos
invasores. De esta forma, las bacterias alojadas en el intestino especializan
el sistema inmunitario para favorecer su supervivencia lo cual, decide cuales
bacterias serán las predominantes en la microbiota. Esta es una de las razones
por la cual en los neonatos se debe cuidar muy bien su alimentación, puesto que
las primeras bacterias que se alojen en su intestino, adaptarán su
microambiente para favorecer su supervivencia y esto podría afectar la
implantación de otras bacterias esenciales en la microbiota normal humana.3
Variaciones en la microbiota
intestinal
Cambios en la flora intestinal puede
tener efectos nocivos a la salud humana. La utilización de antibióticos de
amplio espectro es una de las razones por la cual la población de bacterias
puede disminuir. Por el contrario, el uso de probióticos estimula el crecimiento de la microbiota intestinal gracias a que mejora
las condiciones del microambiente bacteriano y se ha demostrado que son útiles
para la prevención y el tratamiento de diarrea infecciosa aguda en lactantes.4
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Mi
nombre: Almudena Checa Aparicio. T:
676008277. T: 918992849. Actualmente vivo en Zarzalejo (pequeño
pueblo de la Sierra Oeste de Madrid) Profesora de Hatha Yoga desde hace 18
años, osteópata, masajista, especializada en el Método Rubio para el
cólico lactante.
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