Los profesionales sanitarios llevamos
años (muchos años en realidad) recomendando a los padres y madres que hagan vida fuera de casa, que
paseen, que jueguen al aire libre, que caminen más, etc., para que los niños
hagan más vida en el exterior, puedan tener más juego libre, y de paso, tengan unos niveles óptimos de vitamina D (la
vitamina que sintetizamos al tener la piel en "contacto" con la luz
solar).
A pesar de ello, y porque los
tiempos han cambiado y también nuestras costumbres, se ha visto que son muchos
los bebés españoles que tienen déficit de vitamina D y por eso hace unos años se realizó la recomendación
a nivel estatal de suplementar a los bebés recién nacidos con
vitamina D, al menos hasta los 12 meses de
vida.
En la actualidad son mayoría los
bebés que están tomando dicho suplemento, pero los hay que no lo hacen por
asociarse el suplemento de vitamina D a los cólicos del lactante: ¿Es cierto que puede pasar? ¿Qué puede
hacerse entonces?
¿Por qué
necesita mi bebé vitamina D?
Esta es una de las preguntas que se
hacen muchos padres que tienen más de un hijo. Cómo es posible que ahora haya
que dar vitamina D a los bebés, todos los días, si con los hermanos mayores
nadie les recomendó que lo hicieran.
La respuesta es clara: porque por
entonces se pensaba que era suficiente con recomendar salir a la calle todos
los días, y al verse que no era así, se decidió iniciar la suplementación. No
es que a los bebés de ahora no les haga falta (aunque habrá casos en que no sea
necesaria), sino que a los que fueron bebés hace unos cuantos años, ahora niños
mayores, probablemente si les habría ido bien.
Pero voy a explicar por qué: aunque
todavía no se conocen todas las consecuencias del déficit de vitamina D (cada
poco tiempo se descubren nuevos datos al respecto),