miércoles, 26 de diciembre de 2018

La Osteopatia aplicada a los niños.





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OSTEOPATA FORMADA EN LA ESCUELA DE OSTEOPATIA "GAIA" (1997-1999)
Curso de Osteopatía Tradicional en AFIR-DIREMA impartido por el profesor francés
JACQUES GUIDONI DO, Madrid. 2002-2003.
PROFESORA DE YOGATERAPIA, FORMADA EN EL CENTRO DE YOGATERAPIA ASANGA DIRIGIDO POR EL DR. MIGUEL FRAILE.
Curso de Anatomía y Preparación al Nacimiento (2008) en Centro L´Eix de Pedagogía Corporal, impartido por Blandine Calais-Germain y Nuria Vives Parés en Palafrugell, (Girona.)
TERAPEUTA METODO RUBIO AVALADA POR EL OSTEOPATA DOMINGO RUBIO, CREADOR DE DICHO METODO PARA COLICOS LACTANTES)

DIPLOMADA EN FORMACIÓN ESPECIALIZADA DE OSTEOPATÍA INFANTIL EN IFENTI (INSTITUTO DE FORMACIÓN Y DESARROLLO CLÍNICO EN TERAPIAS INFANTILES.)

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A partir del momento en el que el niño nace se puede empezar con el seguimiento osteópatico para comprobar que el parto no ha generado ningún traumatismo en el bebé. Según declara Viola Firman, osteópata europea con más experiencia en el trabajo pediatrico, “solo buscando en el pasado podemos empezar a comprender el presente y desarrollar una estrategia para mejorar el futuro”. Si pudiéramos ayudar a mejorar la salud de recién nacidos y niños, estaríamos previniendo muchas alteraciones y enfermedades que sufrimos de adultos.
Hay múltiples acontecimientos que pueden afectar el estado de salud de un niño, empezando por el nacimiento. Durante el nacimiento son cruciales las articulaciones craneales. La maleabilidad del cráneo infantil permite que la cabeza del bebé pueda adaptarse a los esfuerzos del parto. Al pasar el niño por el canal del parto, el cráneo se deforma para poder facilitar el tránsito, tras ese cambio de presiones en la cabeza, el niño vuelve a recuperar la
forma de la misma. Aunque a veces no es del todo así y se generan puntos de presión en esas articulaciones, pudiendo dar problemas en el desarrollo psicomotriz del niño. Otras complicaciones pueden afectar al bebe, como por ejemplo la vuelta de cordón alrededor del cuello, rotura prematura de la bolsa, uso de fórceps o ventosa para la extracción del bebé, encaje prolongado del cráneo en el canal del parto, presentación del bebé de nalgas…generando cambios estructurales que serán los causantes de trastornos funcionales.
Signos tan habituales, y a veces poco tenidos en cuenta como los expuestos a continuación, pueden tener su origen en estos cambios estructurales los cuales producen desarreglos en la capacidad de movilidad de los huesos craneales o en tensiones fasciales periféricas, sin que ello sea considerado como “patológico” por la medicina convencional.


Nombramos algunos de ellos:
– Lloro excesivo antes de las comidas, tal vez no es un rechazo caprichoso a la comida, es posible que el niño esté intentando informarnos de que su diafragma está en espasmo y que comer supone un esfuerzo por una falta de apertura del conducto esofágico del diafragma. Muchas veces la causa puede estar lejos de la zona visceral digestiva y hallarse relacionada, por ejemplo, con el nervio responsable de las funciones neurovegetativas digestivas, el nervio vago, en su salida craneal, en el agujero rasgado posterior entre los huesos occipital y temporal. Compresiones en esta zona pueden alterar la función digestiva, ser causa de náuseas y otras alteraciones. El osteópata puede corregir estas tensiones y mejorar la relación entre niño-alimento.
– Dificultades en conciliar el sueño, pueden ser debidas a compresiones craneales sutiles que alteran los procesos circadianos del hipotálamo. El osteópata libera estas compresiones y facilita la inducción del sueño.
– Esa tendencia que no agrada en muchas ocasiones a los padres de ver que el niño se chupa el dedo en una edad ya avanzada, es un mecanismo inconsciente para intentar bombear el paladar y corregir alguna disfunción de la bóveda craneal que puede estar repercutiendo en tensiones en otras partes del cuerpo. El reflejo de succión, es una técnica inconsciente del bebé para facilitar el bombeo craneal, después de la compresión sufrida por el parto. El mantenimiento de esta acción en los años siguientes por parte del niño, puede ser una manifestación de que existe alguna necesidad de mantener los bombeos.


La etapa de los primeros pasos es básica, ya que el niño empieza a mover las articulaciones de la pelvis, las rodillas y tobillos. Durante este período problemas de crecimiento en niños puede ocurrir debido a caídas o golpes en la cabeza; las infecciones recurrentes en la nariz y los oídos se pueden atribuir a congestión intracraneal. Una simple visita permitirá controlar su desarrollo psicomotriz y restablecer el equilibrio, para más tarde, cuando ya sepa andar ayudarle a adoptar una buena postura y andar más fácilmente; evitar infecciones y dolor u otros síntomas que se manifieste años más tarde como consecuencias de las malas adaptaciones.
Algunas veces los síntomas aparecen cuando el niño empieza a ir al colegio: dificultades con la lectura, escritura, dislexia, autismo, escoliosis, y cifosis, dismetrías pélvicas, pies valgo-varos, mal oclusión dentaria, alteraciones visuales o auditivas, aparición de escoliosis, problemas de vías respiratorias, sinusitis y alergias, etc. Pueden ser tratadas mediante la osteopatía, de ahí el interés de un seguimiento regular.
Gracias a la osteopatía, los osteópatas podemos incidir en esas articulaciones, liberando la presión  de esas suturas, restaurando la movilidad global, tanto del cráneo como del resto del cuerpo del niño.
Siempre teniendo en cuenta que no es una alternativa a la medicina convencional, sino un complemento que permite realizar tratamientos adicionales.
 vidaycuerpo.es

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